Lula, 300 días en la cárcel en Curitiba.

Entrevista con su abogado Manoel Caetano.

por Ana Carolina Caldas e Pedro Carrano /Brasil de Fato | Curitiba (PR):
Durante sus visitas a Lula, los dos conversan sobre la coyuntura política y el desarrollo del proceso judicial.

Manoel Caetano ingresó al cuerpo de abogados del ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT), en 2017, después de que Juarez Cirino renunció a la defensa de Lula en la capital de Paraná, [donde el ex mandatario está detenido desde abril de 2018]. Desde entonces, acompaña el avance de las acusaciones en el ámbito de la operación Lava Jato. Dos días después de la detención de Lula, Caetano fue autorizado para visitarlo.

Durante sus visitas a Lula, Caetano le cuenta cómo avanza el proceso judicial, por su parte Lula le cuenta sobre los libros que lee, los dos debaten la coyuntura política del país y hablan sobre las visitas que el ex mandatario recibe.

A continuación los mejores momentos de la charla:

Brasil de Fato: ¿Por qué te eligieron abogado de Lula acá en Curitiba?

Manoel Caetano: Cuando Juarez Cirino, abogado penalista en Curitiba, dejó el cuerpo de abogados que defiende al ex presidente Lula, no había nadie que lo defendiera aquí en la ciudad de Curitiba. Entonces por afinidad con el tema, pues ya había trabajado en el proceso de impeachment de la presidenta Dilma [Rousseff], y por mi amistad con el doctor Roberto Teixeira que también es abogado de Lula, asumí la defensa en lo que se refiere a la Jurisdicción Federal de Curitiba y al Tribunal Regional Federal, ambientes donde ya trabajaba .

En 2017, empecé a actuar como uno de sus defensores. Cuando Lula fue detenido, por vivir en la misma ciudad fue mi responsabilidad visitarlo. Y como Lula está permanece solo en una celda, las visitas son muy importantes.

¿Cómo fue la primera visita?

Antes de su prisión, me había encontrado con Lula muy rápidamente. Pero, dos días después de la prisión, fui a visitarlo. Estuve pensando cómo sería empezar una conversación con él. ¿Qué le voy a decir?

Hasta hoy las personas que lo visitan piensan que van a encontrarlo triste, cabizbajo. Pero no. Llegué allí y le conté que había algo en común, que mis padres son de una ciudad que queda a 50 kilómetros de Garanhuns, ciudad donde Lula nació. Mediante las visitas, nos hicimos amigos.

¿De qué hablan durante sus encuentros diarios?

Empezamos con la información sobre el avance del proceso judicial, las recomendaciones de Lula son enviadas a su comisión judicial. Después hablamos sobre la coyuntura política, su vida personal, Lula me cuenta sus historias de vida. Para mí es una experiencia muy enriquecedora, pues el presidente Lula es un hombre muy culto y extremadamente inteligente.

¿Cuáles son los hábitos de Lula?

Está leyendo mucho. En sus primeros meses en la cárcel, Franklin Martins [ex ministro-jefe de la Secretaría de Comunicación Social de Brasil] le regaló un libro con más de 700 páginas, que se llama Un defecto de color [de la escritora brasileña Ana Maria Gonçalves]. Me acuerdo que Lula hizo un chiste sobre el tamaño del libro, dijo: ¿Cuánto tiempo piensa que me voy a quedar aquí?

A él le gusta cuando leemos los libros para poder debatir. Lula no puede recibir visitas los fines de semana, así que la Vigilia Lula Libre es muy importante.

Lula tiene un afecto muy especial por el pueblo que participa en la Vigilia. Habla sobre ellos casi todos los días. Para él, es fundamental la resistencia en la Vigilia. Desde mi punto de vista, es muy importante para mantener su buen humor, especialmente los fines de semana, cuando no hay visitas. Él escucha todo: las canciones, los saludos colectivos de sus seguidores – “Buenos días”, “Buenas tardes” y “Buenas noches”.

¿La conducta de Lula ha cambiado a lo largo de los 300 días en la cárcel?

Puedo decir que él está bien, dentro de los límites de alguien que está en la cárcel. En algunos momentos, expresa su indignación ante el sistema de justicia y contra todo ese proceso arbitrario, de una condena sin pruebas. Lo más increíble es que se siente bien psicológicamente, fisicamente, ya recibió algunas visitas médicas. Las visitas de su familia también son importantes, un verdadero momento festivo. La visitas religiosas también, pero ahora la justicia ha decidido prohibir estas visitas. Creo que le hacen falta.

Como su interlocutor, ¿hubo algún momento en que tuviste que contener la emoción?

Me parece surreal. Muchas veces lo veo y aunque conozca todo el proceso, parece que estoy distante de la realidad. Lula siempre dice que “el ser humano tiene una enorme facilidad en adaptarse a las realidades más adversas”. Entonces es lo que ha pasado con nosotros después de todos estos días.

Al comienzo, las primeras veces, no parecía real. Una vez, al escribir un nota a alguien, él estaba un poco distante, me quedé observando [interrumpe su relato, emocionado]. Pero me alejé pues empecé a llorar.

¿Cómo fue ser testigo de visitas ilustres, como la de José Mujica [ex presidente de Uruguay] y otros?

Los momentos más bellos que fui testigo fueron los diálogos con los grandes amigos de Lula. En su conversación con Mujica, yo estaba presente. Ver aquellos dos señores, dueños de historias tan importantes, hablando frente a frente fue muy emocionante.

La mayoría de las personas sale [de la visita] diciendo: “Mira presidente, hemos venido aquí a consolarte pero nos vamos mucho mejor que cuando llegamos”.

Recuerdo también la visita del ex mandatario de Colombia [Ernesto Samper] y del ex alcalde de la Ciudad de México [Cuauhtémoc Cárdenas]. Lula incluso se acordó de los hijos de Cárdenas, quien se emocionó mucho.

Recientemente Lula escribió una nota a Chico Buarque. ¿Usted lo acompañó?

Sí, porque Lula supo que la hermana de Chico Buarque, Miúcha, había fallecido. Cuando Chico recibió la nota de Lula se emocionó mucho. Afirmó que no podía creer que Lula, desde la cárcel, fuera aún tan delicado con las personas.

¿Se acuerda de algún momento en que Lula se puso triste?

En este período fallecieron algunos amigos de Lula. Entonces lamentó mucho la noticia de esas muertes y se puso triste.

Y en los momentos que se anunció la posibilidad de su liberación, ¿qué pasó?

En aquel domingo [8 de julio de 2018, cuando el juez de guardia del TRF4 ordenó la liberación de Lula después de una solicitud presentada por el Partido de los Trabajadores], él pensaba que iba a salir de la cárcel. Incluso el personal de la Policía Federal llegó a afirmar que iban a liberarlo. Entonces Lula hizo las maletas, escribió una nota para sus seguidores que están en la Vigilia. Pero tuvo que quedarse allí.

¿Cómo es la rutina de Lula en la cárcel?

Se despierta, desayuna, empieza a leer y escribir. Después hace sus ejercicios, come. Por la tarde descansa, vuelve a leer, nos encontramos alrededor de las 15h30. Hace ejercicios en su habitación y por la noche, después de la cena, sigue leyendo. No ve la tele todos los días.

¿Cómo se siente él hoy?

Tiene la certeza absoluta de que es inocente, cree que será absuelto. Lula tiene una fuerza increíble, no pierde las esperanzas ni nos quita las nuestras. Pese a todas las dificultades, piensa que al final la justicia prevalecerá.

Edición: Daniel Giovanaz | Traducción: Luiza Mançano

Fuente: https://www.brasildefato.com.br/2019/02/04/lula-300-dias-en-la-carcel-entrevista-con-manoel-caetano-su-abogado-en-curitiba/

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